El lince ibérico es actualmente, junto al tigre de bengala, el felino más amenazado del planeta. Con una población estimada, según el último censo, de casi 300 ejemplares, de continuar así podría seguir el mismo camino que la última especie animal extinta en la Península Ibérica: el bucardo, la cabra pirenáica.
Ya en el año 2006 los únicos núcleos con presencia de reproducción segura de la especie se limitaban a Sierra Morena, en concreto el Parque Natural de la Sierra de Andújar (que es la principal población de lince ibérico que hay en el mundo), los parques naturales de Cardeña y Montoro, y el Parque nacional de Doñana y su entorno. Podría haber poblaciones muy reducidas en otras comarcas, con datos de presencia reciente en el suroeste de Madrid y en algunas zonas de Castilla La Mancha.
Las principales amenazas directas sobre la especie son:
-Mortalidad inducida por el hombre (caza ilegal, cepos y lazos, envenenamiento ilegal, etc.).
-Disminución de las poblaciones de conejo, su alimento básico y casi exclusivo.
-Destrucción del monte mediterráneo, su hábitat carasterístico, y la fragmentación de su área de distribución por construcción de infraestructuras.
-Atropellos. Sus principales áreas están atravesadas por carreteras, en las que no se contemplan medidas preventivas. En ellas mueren sobre todo los jóvenes durante la étapa de dispersión juvenil.
Pese a todo este panorama tan desolador, la cría en cautividad del lince ibérico mantiene abierta una puerta a la esperanza. Los útlimos pasos del programa de conservación de esta especie apuntan a que en breve podrían realizarse las primeras reintroducciones "piloto" en su hábitat natural pero dentro de "cercados de aclimatación", para después repoblar zonas donde vivían hace 10 o 15 años.
El lince ibérico depende de todos nosotros. Debemos concienciarnos, colaborar y protegerlo para evitar la desaparición de una de las especies más carismáticas de nuestra fauna. Salvemos al lince.
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